El rodaje de Terrifier 3 ya ha terminado, ha habido mareos y vómitos, por fin la película ha entrado en postproducción y nos queda por delante gestionar una larga espera hasta que la película terminada llegue a los cines este otoño.
Para hacer la espera un poco más soportable y dar rienda suelta a nuestra obsesión más reciente, queremos aproximarnos un poco a la figura del payaso. ¿Qué es un payaso? ¿De dónde vienen los payasos? ¿En qué momento y por qué se asociaron con la imagen del terror? ¡Acompáñanos a descubrirlo!
La risa, ese gesto universal
La RAE define payaso un adjetivo peyorativo que describe a alguien que hace reír con sus dichos o gestos, así como sustantivo que identifica a los artistas de circo, generalmente caracterizados de modo extravagante, que hacen reír con su aspecto, actos, dichos y gestos. El payaso, por su propia esencia, está asociado a la risa.
Si rastreamos los antecedentes de estos artistas circenses, podemos llegar a remontarnos hasta el 2500 a.C., momento en el que las fuentes egipcias recogen las primeras referencias a una figura similar a la del payaso, aunque también se pueden rastrear equivalentes en otras culturas, como la china, la grecolatina o algunas sociedades precolombinas, particularmente en las tribus de Norte América. Un caso significativo es el de los sioux, donde esta figura se asociaba al espíritu del Coyote. En general, estos “payasos” primigenios cumplían una función social dirigida principalmente a la espiritualidad, vinculándose a ámbitos sacerdotales y, en ocasiones, compartiendo ambos roles. No deben entenderse como humoristas que construían gags con su físico, sino como personajes que actuaban al margen de las convenciones sociales para ofrecer cierto alivio, individual o colectivo.
La commedia dell’arte y la fijación del arquetipo
Pero el payaso, tal como lo conocemos en la actualidad, hunde sus raíces en la cultura europea de la Edad Moderna, donde tomaría su forma de la combinación de diversos elementos: el uso de la comedia como mecanismo de crítica social de los bufones y el entretenimiento itinerante de los juglares fueron piedras de toque para la creación del payaso actual.
Durante el siglo XVI, se configuró en Italia un tipo de teatro, denominado la commedia dell’arte, que abordaba los conflictos de la sociedad de la época mediante una serie de arquetipos preestablecidos. Surgida como mezcolanza de géneros y elementos, en un momento en el que el arte teatral comenzaba a profesionalizarse y empezaban a fundarse las primeras compañías teatrales estables, la commedia dell’arte establecía distintos personajes, agrupados en cuatro tipos: los innamorati o enamorados, los vecchi, viejos o amos, il capitano o capitán y los zanni o siervos. Los primeros, cándidos e ingenuos, representaban el amor juvenil, los segundos, el poder establecido contra el que se enfrentaban los jóvenes y donde surgían los conflictos. El capitán representa el estamento militar, desde una perspectiva ligeramente ridiculizada, como un soldado fanfarrón y cobarde. Los zanni, por su parte, sirven de hilo conductor para la historia, se reservaba para ellos la actuación cómico-dramática, así como las acrobacias y ejercicios de mímica. Al final, este último grupo era el más importante, y en él se encontraban personajes como Arlequín el mendigo, su novia, la pícara Colombina, su compañero, el astuto Brighella (con quien Arlequín establecía un dúo cómico de tonto-listo), el humilde Polichinela, que representa al pueblo abnegado que se enfrenta a la adversidad con serenidad y una sonrisa, o Pedrolino, que pasaría a Francia como el melancólico Pierrot.
Mientras que el resto de categorías reservaba sus papeles a los grandes temas, en los zanni recaía la cercanía al público mediante la comedia y el humor. Sus orígenes humildes favorecían la empatía del público, y sus roles por lo general eran complementarios a los protagonistas. Se desarrollaron como personajes complejos y fundamentales en las dinámicas que establecía este tipo de teatro.
De la commedia dell’arte italiana a las arlequinadas británicas
La popularidad de la commedia dell’arte fue creciente y expansiva: desde Italia se extendió por Europa, alcanzando notable arraigo en España, Francia y Rusia. También tuvo mucha influencia en el teatro inglés a partir del siglo XVII, dando lugar a las arlequinadas, con algunas diferencias sustanciales respecto a la commedia dell’arte original. La más interesante es que el personaje de Arlequín pasó a fusionarse con el enamorado, convirtiéndose en protagonista e interés romántico y conservando su carisma y funciones.
Fue en el contexto inglés donde se introdujo el término de clown, que originalmente significaba aldeano o pueblerino, y que pasó a denominar a uno de los personajes de estas arlequinadas. Clown complementaba a Arlequín, y a la vez entroncaba con las tradiciones locales: el jester o bufón, por un lado, y el tonto rústico del teatro isabelino.
El intérprete más célebre de arlequinadas fue Joseph Grimaldi, que comenzó a actuar a finales del siglo XVIII. Se hizo muy popular con un personaje llamado Joey, hasta el punto de que el nombre de este personaje fue utilizado en la cultura popular de la época como sinónimo de clown. Pero la mayor aportación de Grimaldi y Joey fue el vistoso maquillaje blanco con el que cubría toda su cara, complementado con detalles rojos que acentuaban sus pómulos y la forma de la boca, una imagen que se reproduciría e imitaría hasta la saciedad y terminaría por convertirse en rasgo característico de este tipo de actores de comedia física.
El surgimiento del payaso moderno
El siglo XIX fue fundamental para la fijación de la figura del payaso, gracias a Grimaldi pero también a la consolidación de otros espectáculos, como el circo.
Originalmente surgió como una exhibición ecuestre de la londinense escuela de hípica de Philip Astley hasta que un día este decidió incorporar a un clown para entretener al público entre los distintos números ecuestres. Este formato evolucionaría hasta convertirse en el circo tal como lo conocemos ahora, incorporando segmentos de acrobacias, espectáculos de magia, animales exóticos y números cómicos.
En este contexto desarrollaron sus carreras algunos de los primeros payasos, como George L. Fox o Tom Belling, que imitarían los maquillajes de Grimaldi y perfilarían algunos tipos de personaje, ya dentro de la categoría de payaso moderno, como son el payaso blanco o de cara blanca, el augusto, el contraaugusto o el excéntrico, así como sus numerosas subcategorías. También artistas como Charlie Chaplin dejarían su huella en los distintos tipos de payaso moderno.
Con el paso del tiempo, el payaso se convirtió en un elemento indispensable en el imaginario circense, de ferias y entretenimiento colectivo. Y con el auge de otras formas de entretenimiento, como el cine, la televisión o los tebeos, la iconografía del payaso adquirió una serie de funciones y características diferentes, ramificándose en distintos tipos.
Art the clown, un payaso clásico
La figura de Art el payaso bebe de la tradición payasil más clásica. Esto resulta muy evidente en lo estético, pero también entronca con las tipologías de payasos contemporáneas, compartiendo algunas características que contribuyen a definir al personaje.
En general, Art el payaso está directamente inspirado por el payaso carablanca clásico europeo, con quien comparte muchas de sus características, empezando por el vestuario. Art viste u mono o traje-jersey de tela brillante propio de los carablanca, para el que se utilizan los colores blanco y negro, entroncando así con el Pierrot clásico. El maquillaje también tiene mucho en común: ambos parten del uso del blanco para cubrir todo el rostro a modo de máscara. Los carablanca son payasos que no utilizan grandes narices cómicas ni otros elementos prostéticos y completan el maquillaje blanco con algunos pequeños detalles para realzar la expresividad de boca y cejas. También provendría de los payasos carablanca el cubrir la cabeza con un pequeño sombrerito.
A nivel de personalidad y actitud, Art tiene bastante de payaso excéntrico, caracterizado por su ingenio e inteligencia, lo que le permite salir airoso de las dificultades. Los excéntricos, por lo general, suelen presentar gran dignidad en su cabezonería y sorprender por la genialidad con la que resuelve las situaciones. Otro rasgo definitorio de Art el payaso que hunde sus raíces en los excéntricos es la ausencia de voz, un rasgo que contribuye a definir el personaje como una abstracción arquetípica. En este sentido, Art también comparte características con otro tipo de payaso de cara blanca, el estirado, por su cualidad de llevar el rol dominante en los distintos gags que protagoniza.
También podemos encontrar algunas características del payaso vagabundo, fundamentalmente en su condición de solitario y marginado, aunque este rasgo procede más del contexto terrorífico que le rodea.
En definitiva, aunque se trata de un payaso terrorífico que se ha construido sobre décadas de cine de terror, la figura de Art el payaso bebe de una amplia tradición cultural. Bajo el pretexto de un slasher desbocado, Damien Leone desarrolla un personaje que no se limita a adoptar formas vacías, sino que asimila forma y significado.
Terrifier 3 llega a cines en otoño y promete ser un auténtico espectáculo de sangre y gore ambientado en Navidad.